HASHISHINS Y EL ARTE DE LA MUERTE
El concepto asesino, hashishin,
viene de la lengua árabe y significa “fumador de hachís”. Y el termino se
extendió por la historia para clasificar a unos individuos que formaban parte
de secta fanática musulmana, los cuales vivían para matar a los cruzados y
aterrorizar a la sociedad enemiga de la lógica trascendental.
Esta historia comienza en el año
1034 con el nacimiento de un hombre que marcaría un antes y un después en la
cultura islámica. Nació en la antigua Persia, actual Irán, y desde muy pronto
se le notaron dotes de gran erudito, procuraba siempre conocer todas las
doctrinas que se impartían sobre la teología. Estudió dentro de la escuela de
los Chii, una comunidad islámica muy extremista, la cual se separó de los
Sunitas por disputas sobre quien debería suceder al profeta Mahoma. Este hombre
se llamaba Hasan bin Sabbah, creador de la orden de los asesinos.
Esa escuela de los Chii se
encontraba en Egipto, donde Hassan fue encarcelado por diversos altercados
políticos, todo por seguir la senda que se le marcó en la escuela, mostrarse
reticente a todo lo escrito sobre el Islam, las doctrinas religiosas había que
clasificarlas de dudosas y el autentico camino es: el mundo y las personas se
sirven de acciones para ser destacados por encima de los demás, las acciones
son las que hacen de un hombre alguien importante. Estando en Egipto, Hassan
encuentra un lugar de residencia muy apartado, cerca del mar Caspio, se trataba
de una fortaleza en las montañas de Qazwin. Esta fortaleza se bautizó con el
nombre de Alamut (nido del águila). En este sitio fue donde Hassan fundaría su
secta: Ismailites Nizari.
Los Hashishins se hacían llamar los
miembros de esta secta, miembros que debían de pasar una prueba exhaustiva para
poder formar parte del reino de Hassan. Se debía de jurar lealtad a la secta,
debían de pagar como una especia de matrícula para poder entrar El castillo
contaba con un jardín, conocido entre ellos como el “Jardín de las Delicias”.
En este recinto Hassan mando traer aves y animales de todo el mundo, mandó
plantar diversas plantas exóticas, la cuales serian usadas en los rituales.
Hasta el propio Marco Polo visitó Alamut, cien años más tarde, justo después de
su destrucción por los mongoles, relata cómo el venerable anciano de la Montaña
drogaba con hachís a los futuros asesinos para trasladarlos luego a un
paradisíaco jardín de las delicias, poblado por hermosas mujeres y ríos de
vino, leche y miel. Tras este anticipo del paraíso, tras agasajarlos con
delicias y el mismo paraíso los futuros asesinos eran devueltos a la vida
ordinaria, convencidos de que a su muerte habrían de gozar indefinidamente de
las delicias coránicas siempre que obedecieran sin reservas las órdenes de
Hassan.
Los Hashishins combinaban las
actuaciones exotéricas y esotéricas, doctrinas del Islam. Sabbah fue un
alquimista notable, y un estudiante del sufismo, por lo que parte del plan de
estudios iniciático para el futuro Hashishins involucrado dominar métodos
ocultos para llegar a planos superiores de conciencia. Y, como no podía ser de
otra manera, el arte de la muerte también jugaba un papel clave en todo este
juego macabro. Se les enseñaban a matar, siempre conjugando las mismas armas, o
un potente veneno o una daga escondida.
Se trataba de una secta
multicultural, ya que los iniciados debían de saber varias lenguas para poder
moverse mejor por el mundo, y también tener conocimientos sobre ropajes y
cotidianidad de soldados y comerciantes. Conocer a la sociedad para poder
manejarla a su antojo. Por otra parte, se les enseñó las creencias y devoción
falsos para todas las grandes religiones de la época. Esto es interesante pues
le daba la facultad de ser quien quisieran, conociendo los aspectos de otras
culturas se hacían pasar por individuos de muchas lenguas y creencias. Tenían
como maestros a las grandes mentes del Medio oriente, no por voluntad propia,
sino porque secuestraban a esos genios para que fueran maestros en Alamut.
Esta secta contaba con su jerarquía
de cargos, en lo más alto de esta clasificación de asesinos se hallaba el
propio Hassan, reconocido como el “viejo de la montaña”, quien buscaba solo la
trascendencia del alma, un dios lógico y justo. Por debajo de él había
místicos, propagandistas y demás arma burocrática que los defendiera ante la
sociedad. Y por ultimo hallamos a los asesinos. Estos últimos se conocían como
los ángeles destructores, personas capaces de cometer cualquier acto por el
bien común, incluso su propio suicidio. Se les reconocía por su tipo de
vestimenta, muy característica: túnicas blancas con fajines rojos, ambos
colores representaban a la inocencia y la sangre.
El asesinato como una obra de arte,
matar como el pincel que tiñe de rojo sangre el lienzo social, y los asesinos
son los artistas. Así se veían ellos, como jueces de lo no escrito. Eran muy
inteligentes, pues no todo era matar a sangre fría, también el conseguir
favores de posiciones altas de la burocracia les beneficiaba. Compraban ropajes
y joyas para las mujeres de alta clase y juguetes para sus hijos.
Hassan bin Sabbah lo había logrado,
consiguió transmitir sus ideales y aparte configurarlas en un complejo
armonioso, donde el paso firme seria su ventaja. Vivió el resto de su vida en
Alamut, encerrado en su despacho, escribiendo sus ideas en varios tratados
teológicos, él mismo se definía así, palabras textuales: Yo prefiero ser
siervo elegido por el Imam de su hijo indigno.
Hassan murió con 90 años, en el
1124. Nombró a sus dos generales sucesores de su creación, con ello, los
Hashishins perduraron más de 100 años. En el 1256, Alamut fue conquistada por
Hulagu Khan (gobernante mongol), hijo de Gengis Khan.
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