EL ARTE DE LA GUERRA Y EL FÚTBOL
Es el año 1969, fase de clasificación
para el Mundial de fútbol, el cual se celebraba en México. El partido
correspondiente enfrentaba a las selecciones de Honduras y El Salvador. Las dos
selecciones debían enfrentarse en dos partidos, y el primero de ellos se
disputaba en Tegucigalpa, capital hondureña.
Aunque parezca sorprendente,
los enfrentamientos entre ambas aficiones pueden conllevar a una guerra entre
los dos países. La Guerra de la Legítima Defensa.
Ambas aficiones hicieron todo
lo posible por molestar y crear tensión al equipo rival, algo lógico en un
partido tan importante, se jugaban la participación en el Mundial. Se sometió a
la selección rival a todo tipo de presiones a la entrada del hotel, amenazas a
los jugadores a su llegada, cánticos insultantes de forma masiva, provocando
ruidos durante toda la noche, como bocinazos… Esto sucedía en Honduras, donde
obviamente la selección de El Salvador no pego ojo durante toda la
concentración, cosa que se notó mucho en el partido del día siguiente. El partido
termino con el resultado de 1-0 para la selección hondureña, lo cual provocó
entre otros sucesos, que una joven aficionada salvadoreña, al no soportar la
derrota, decidiera acabar con su vida.
Con todos estos sucesos,
estaba bastante claro que el partido de vuelta seria sinónimo de venganza, y
así fue. Los aficionados salvadoreños se agolparon a las puertas del hotel de
la selección hondureña y sometieron a los jugadores a una presión muy cercana
al extremo. Los aficionados portaban, entre otras cosas, fotos de la joven
fallecida en el partido de ida, considerada ya como una heroína patriótica.
Debido a esa tensión, los jugadores de la selección hondureña tuvieron que ser
escoltados por blindados del ejército hacia el campo del equipo rival. El partido
fue un autentico infierno, enfrentamientos constantes entre las dos aficiones y
en ocasiones, entre los propios jugadores. Al finalizar el encuentro, la
selección de El Salvador se impuso por un contundente 3-0, esto conllevaba a
que se tendría que disputar un tercer partido en un campo neutral. Ese campo
neutral seria el estadio Azteca de México.
Cinco mil policías mexicanos
fueron escogidos para controlar a ambas aficiones el día del crítico partido.
El marcador final fue favorable a El Salvador, que ganó con un gol en la
prorroga, el tanto fue obra de Pipo Rodríguez, quien tras aquel suceso, se le
consideró como un héroe en su país.
Tal desastre no se debía de
consentir, y el gobierno hondureño, furioso con el resultado, expulsó del país
a más de diez mil ciudadanos salvadoreños de su territorio, la gran mayoría
eran emigrantes trabajadores en ese país desde hace años. El gobierno
salvadoreño, en previsión de las numerosas consecuencias económicas de tal
acto, decidió responder al ataque de una forma desmedida, decretó al ejército
que atravesara la frontera y mientras la aviación bombardearía algunas
localidades del país vecino.
Esto provocó una guerra
bastante absurda, la cual duro un total de seis días, del 14 al 20 de Julio del
1969. Fue detenida por las Naciones Unidas, que puso también a los mandatarios,
causantes de todo ese desorden, a negociar. Al final fue una guerra irracional,
provocadora de unos seis mil muertos, más de veinte mil heridos y miles de
desplazados. Y todo esto tuvo su inicio en un partido de fútbol, cosa bastante
surrealista.
Por JESÚS CAMPOS MÁRQUEZ
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