DESEMBARCO DE ALHUCEMAS: BERNARDA Y SU FAMA

Alhucemas, protectorado español en Marruecos y foco permanente de la rebelión rifeña, zona evidentemente conflictiva durante la Guerra del Rif (8 de junio de 1911 – 27 de mayo de 1927). Este lugar fue el escenario del desembarco militar de un contingente español y francés. Este es conocido como el Desembarco de Alhucemas de 1925.


El desembarco tuvo bien a acoger a cerca de 13.000 soldados españoles listos para la batalla, venían desde Ceuta y Melilla acompañados de la armada hispano-francesa. La causa primera de que esto se llevara a cabo fue que  Abd el-Krim, quien era un líder militar rifeño, atacó el protectorado perteneciente a Francia en abril de 1925. Con ello, España y Francia tuvieron al alcance de sus manos el cooperar y terminar de una vez con dicha guerra, y más concretamente con la zona de Alhucemas. Todo el montaje de la operación se realizó gracias a la Conferencia de Madrid, la cual estableció el plan a seguir: efectuar un desembarco español en la bahía de Alhucemas, con la cooperación y apoyo de una flota combinada, naval y aérea, franco-española. Las playas de Ixdain y la Cebadilla son las elegidas para el desembarco del 8 de septiembre de 1925. Las protagonistas de dicha operación militar fueron las barcazas tipo K, 24 barcazas en este caso, que básicamente podían transportar a 300 hombres (dos compañías), estaban ligeramente blindadas y montaban a proa una rampa para facilitar el desembarco tras la varada. En Alhucemas se utilizaron por primera vez en la historia carros de combate en un desembarco, concretamente 11 Renault FT-17 y 6 Schneider CA1. Esto es algo muy importante para la historia bélica. Desde este protectorado se planearon y se llevaron a cabo las operaciones que determinaron la derrota de Abd el-Krim, la ocupación y pacificación total de la zona española del Protectorado.

¿Por qué contar todo esto? Pues porque este hecho en sí, que trajo soldados españoles y franceses a costas marroquís, es el origen de la famosa, y típica, frase: “Esto parece el coño de la Bernarda”. Aunque parezca mentira, un hecho bélico pudo marcar el inicio de tal expresión, pero es así. Durante todas las guerras, los soldados se ven obligados a desembarazarse de primeras necesidades como la buena comida, buena bebida y el sexo. Durante la I Guerra Mundial, los soldados iban a prostíbulos para satisfacer sus necesidades más primarias. Esto no era bien visto por los altos mandos pero se resignaban al pensar que funcionaba como moralizador de las tropas.


A causa de esta falta total de decoro en una formación militar, nació el mito de Bernarda, una prostituta muy diferente al resto, elegante, distinguida y curandera. Se sabía de la fama de esta mujer por sus habilidades sanitarias, ello le trajo el beneplácito de la mayoría de soldados que frecuentaban el prostíbulo, a parte claro está, también por sus habilidades en temática sexual. Por tanto, la fama de esta meretriz causó sensación entre las tropas, extendiéndose la voz y originando dicha expresión que, a hoy día, se sigue utilizando. 


Por JESÚS CAMPOS MÁRQUEZ

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