SANSÓN: LA VIDA DE UN MUJERIEGO JUERGUISTA

Según la tradición hebrea, Sansón era un juez respetado, aunque en realidad le encantaba la juerga y retozar con mujeres, y también atormentar a los más jóvenes con acertijos. Esta es la historia del héroe bíblico más famoso.


La historia de Sansón gira en torno a Dalila, una mujer cuyo único fin era la traición. La historia de la enemistad entre los filisteos y los israelitas no es nueva, las guerras y enfrentamientos dispersos entre estos dos pueblos imperan a lo largo del Antiguo Testamento. Se ha escrito ríos de tinta sobre esta temática, en la Biblia se habla de ello, en especial en el Libro de los Jueces. Los filisteos hicieron muchas tentativas por derrotar a su némesis, y una de ellas fue el acercamiento a Dalila, amante del juez Sansón, quien era el héroe de los israelitas. El encuentro entre Sansón y los filisteos fue el comienzo de una carrera violenta que duraría siglos.
Dalila, aprovechando su posición predilecta junto al héroe bíblico, le preguntó muchas veces por el origen de su poder, su fuerza era algo descomunal y el secreto de ella estaba bien guardado. Sansón ante tanta insistencia daba respuestas falsas de manera continua, hasta que una de las veces le dijo la verdad: su pelo era la fuente del poder, no se cortaba el pelo debido a una promesa que hizo con Dios. El precio pagado por Sansón por retozar con paganos parece un poco elevado, pero en esos tiempos el recelo religioso era muy drástico.

Esta historia de amor y de traición se parece mucho a la historia del rey Nisus de Megara, un hombre con un increíble poder físico que fue traicionado por su propia hija, Scylla, la cual le cortó el cabello pelirrojo para entregarlo  al rey Minos de Creta. Otra historia, o mito en este caso, que se asemeja es la de Mopsos, un personaje amante de los acertijos y enigmas.

¿Cómo podemos describir al personaje de Sansón? Pues como un juez estricto, pero eso sí, era diferente a todos los jueces hebreros debido a que actuaba según conveniencias personales. No atacaba a los filisteos por motivos de defensa de su tribu ni a la confederación israelita, sino que atacaba según la norma de ojo por ojo y diente por diente. Es irónico observar tal comportamiento cuando el propio héroe estaba casado con una mujer filistea, aunque no duró mucho pero las relaciones con las mujeres filisteas no menguaron en la vida del juez hebreo. Era un mujeriego, un “fiestero”, un juez que abusaba de su poder como quería, se apoyaba en su estatus social para lograr sus objetivos. Era un juez que debía su fama a sus proezas físicas, su fuerza era tan ilimitada que era si signo de identidad. Era cotidiano verle deambular entre prostitutas, sobre todo se le veía con una procedente de Gaza. Una de esas prostitutas seria su perdición, Dalila se encontraba entre esas mujeres, una informadora de los filisteos.


Podríamos decir que su estilo de vida le costó eso mismo, su vida. 


Por JESÚS CAMPOS MÁRQUEZ
Estudiante de Historia en la Universidad de Sevilla

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