LA VIDA TRAS EL TERCIOPELO NEGRO

Las tres de la tarde en la Bastilla, año 1698, los prisioneros alzan la vista y observan como el alcaide del complejo, con rostro serio, trae agarrado del brazo a un hombre con la cara cubierta por una máscara de terciopelo negro. Los demás inquilinos de la prisión no logran captar su nombre pero se quedan extrañados por tal personaje.


¿Por qué no captaron su nombre los demás presos? Porque a su entrada en la prisión parisina no se toma nota de su nombre, todo lo que respecta a este hombre estaba cubierto de un halo de misterio. El alcaide de la Bastilla, Bènigne D’Auvergne de Saint Mars, estuvo hablando de él como de un hombre que había estado encerrado 30 años en otro prisión. Por tanto, se podría tratar de un preso muy peligroso o muy importante, un preso que podría provocar consecuencias nefastas si su rostro se descubriera.  

Por todo esto, este misterioso prisionero nunca tuvo contacto con ningún otro preso de la Bastilla, según testimonios de algunos que convivieron con él, aunque apartados. Todo hablaban de ese individuo, el cual levantaba las especulaciones y teorías disparatadas sobre su rostro, su cautiverio y porque esa mascara de terciopelo negro. Vivía bajo amenaza de muerte si osaba hablar de algo que no fuera sus necesidades físicas. No tenía, por supuesto, ningún tipo de contacto con el mundo exterior.

“Cae el 14 de Julio de 1789 en París y con él la fortaleza conocida como la Bastilla. Los rebeldes entran por los pasillos de la prisión. Corren ansiosos, gritando exaltados, eufóricos. Liberan a su paso a los pocos prisioneros que, en esos momentos, allí se encuentran. Pero en una de las lúgubres mazmorras encuentran un esqueleto encadenado. Cubre su calavera una grotesca máscara de hierro. Durante un eterno segundo, la euforia de sus caras se convierte en horror y el silencio invade la estancia…”

Debido a su cautiverio mas intensivo que el resto, caía enfermo con frecuencia, y el día 19 de noviembre de 1703 murió. Se hizo el silencio alarmante en la Bastilla, los presos veían como trabajadores iban y venían a la celda de este preso desconocido. Se quemó todo, se quería borrar el paso de ese hombre por allí, como si nada hubiera ocurrido, murió y se acabo. No quedó rastro de nada. Fue enterrado en el cementerio de San Pablo. En registro parroquial se le puso por nombre M. de Marchiel. Se le suponían unos 45 años.

Todo lo referente a este individuo se perdió, desgraciadamente, no tenemos constancia de él en ningún registro, ni diario ni nada. Las teorías sobre el prisionero de la máscara son galopantes, muy filtradas por su gran especulación, donde pasaba de ser un simple hombre a un enemigo público de la monarquía. Algunos decían que se trataba de un hombre cuya identidad solo era conocida por el propio Luis XIV, quien lo encarceló por voluntad propia, sin dar explicaciones por ello. Esto era un privilegio real, se podía arrestar y encarcelar a quien quería, y le tocó a este hombre el gran honor de ser uno de esos privilegiados. Otra teoría muy rebuscada aplicaba la idea de que tras esa mascara de terciopelo se hallaba el rostro de un hermano bastardo del monarca, hijo de Ana de Austria y el cardenal Mazarino (Jules Mazarin).

Teoría muy significativa para los más cinéfilos es la que habla de que era el hermano gemelo de Luis XIV. Esta ultima teoría es confirmada por el propio cardenal Richelieu, quien en una de sus obras nos habla de que Ana de Austria tuvo dos hijos el mismo día, pero con mucha diferencia horaria. A causa de ello, el primer que nació, Luis, fue recibido como el futuro rey de Francia, y en cambio, el segundo en nacer fue escondido en los más oscuros secretos. En esta época, la ley era tajante con el tema de gemelos, se recogía que el segundo en nacer sería considerado como el mayor de ambos. Todo esto está bien, pero el problema que hubo fue la diferencia horaria entre los nacimientos, pues Luis fue nombrado sucesor del rey, y al nacer el segundo hijo pues ya era tarde. Esto provocaría conflicto, y la reina fue acogida en una mentira, la mentira de que su segundo hijo había muerto. Con el tiempo, surgió otro problema, al ser gemelo se supone que su parecido con su hermano seria alarmante, y no podían tener a ese hombre libre, despertaría la histeria y el desconcierto. Se piensa que su nombre fue Eustache Dauger, quien fue enviado a Inglaterra para ser educado por Enriqueta María, tía de su padre. Al crecer su parecido con el Rey de Francia fue cada vez mayor.

La teoría que más peso tiene en relación a su encarcelamiento con la máscara impuesta es la que habla sobre su intento de reclamar el trono que le pertenecía por nacimiento. Para ello, se apoyó en la figura de Roux de Marsily, un conspirador francés contra la persona de Luis XIV. Todo acabó en fracaso, de Marsily fue capturado junto a Eustache. La máscara le fue impuesta por castigo, una marca que le distinguiría para siempre, un reducto donde esconder su fatal destino. Su rostro era un peligro para la historia de Francia, y para Luis XIV.

En definitiva, ninguna de estas teorías puede ser demostrada con documentos, forman parte de cultura popular del pueblo francés. Pero bueno, podemos decir que el misterio se esconde tras el terciopelo negro



Por JESÚS CAMPOS MÁRQUEZ
Estudiante de Historia en la Universidad de Sevilla

Comentarios

Entradas populares