LA GARDUÑA: EL SIGLO DE ORO SANGRIENTO DE ESPAÑA
La Garduña
fue una sociedad secreta española cuya existencia se prolongó durante varios
siglos. Como si de un precedente del Ku Klux Klan se tratara, su primer propósito
fue la persecución ilegal de judíos y musulmanes. Más tarde, evolucionó hasta
convertirse en una sociedad de delincuentes que dio origen, entre otras a la,
ya muy conocida, Camorra napolitana.
Secuestradores
y asesinos a sueldo, la Inquisición utilizó a menudo sus servicios para actuar
contra personas sobre las que legalmente no tenía jurisdicción. Durante los
tiempos más oscuros de la Historia de España su solo nombramiento, como de
costumbre en voz baja, infundía temor en los corazones de la población. Esta sociedad
fue la imperante, durante varios siglos, en los territorios de los bajos fondos
de la Península Ibérica. La Reconquista española es uno de esos períodos
históricos en los que la confusión, la exaltación religiosa y nacionalista
jugaban un papel primordial, así los judíos y musulmanes que habitaban en
territorio cristiano se encontraban en un estado de absoluta huerfanidad, lo
cual derivó en que se convirtieran en victimas favoritas de malhechores y
bandidos. Estos bandidos usaban con demasiada frecuencia la defensa total de la
fe cristiana como justificación, lo que les granjeaba la aprobación tácita de
la Iglesia. A fin de cuentas, los musulmanes eran el enemigo que aún controlaba
amplios territorios del suelo patrio, en cambio los judíos eran los miembros de
una raza maldita responsable de la ignominiosa ejecución de Jesucristo.
La Santa
Garduña nació como consecuencia de este orden de cosas.
Por aquella
época, la Santa Inquisición centraba su atención sobre casos relacionados con
musulmanes y judíos convertidos al cristianismo, los cuales eran conocidos como
“marranos”, eran sospechosos de seguir practicando en secreto su
religión original. Algunos eran ricos y otros incluso miembros de la Iglesia.
Sin embargo, a pesar de lo que dice la leyenda, la Inquisición no era una
institución todopoderosa y en muchos casos resultaba imposible proceder
abiertamente contra determinados individuos, que habían conseguido comprar su
inmunidad. Es en estos casos cuando la Garduña entraba en escena, siendo una sociedad
secreta de carácter racista, encargada de la persecución de ciudadanos
siguiendo ideales xenófobos. Los miembros de esta sociedad secreta trataban a
estos judíos y musulmanes influyentes de maneras nada católicas, recurriendo
generalmente al asesinato de cualquiera que difundiera o practicara ideas
heterodoxas. De este modo, este consorcio criminal se convirtió en un arma
extraoficial del Santo Oficio. El férreo adiestramiento y disciplina de sus
miembros, así como una extremada crueldad a la hora de llevar a cabo sus
misiones, convirtió a la Garduña en un mito por derecho propio.
En la
sociedad española de la época, se les enseñaba a los neófitos que la Garduña
nació del disgusto de Dios, el cual permitió a los musulmanes apoderarse de la
Península Ibérica, como castigo a los cristianos de la época. Las únicas
personas a quienes el Todopoderoso permitió sobrevivir fue un reducido grupo de
elegidos, sobre quienes recaería la tarea de reconquistar el país y limpiarlo
de infieles, para que así la Garduña llevara a cabo su obra divina; hacer prevalecer
la pureza de la sangre española.
Los
inquisidores encontraron en este grupo de malhechores un poderoso aliado. La
Garduña adoptó una forma de organización iniciática dividida en nueve grados a
los que se accedía en función de los méritos que realizaban los militantes, no
sin antes completar una ceremonia de iniciación exclusiva para cada rango. En
el rango más bajo, encontramos a los llamados “chivatos” o nuevos
reclutas. Otro de los rangos inferiores era el formado por las “corbeteras”,
prostitutas usadas para conseguir información. Para casos especiales que
requerían un carácter más refinado, la Garduña no empleaba a las toscas “coberteras”
sino a las llamadas “sirenas”, jóvenes de aspecto cándido. Los “fuelles” o “soplones”, hombres de cierta edad, de apariencia respetable y
frecuentadores de la Iglesia, eran los encargados de la gestión del botín y de
negociar con la Inquisición y otros empleadores. También eran los encargados
del chantaje y la extorsión a familias acomodadas. La fuerza de choque eran los
“floreadores”, y sus antagonistas eran los “punteadores”, los
cuales eran refinados espadachines.
El liderazgo
supremo de varias de estas pequeñas bandas o de una banda de cierta entidad
recaía en los conocidos como “maestros”. Los “capataces” eran
jefes regionales, y el jefe supremo era el “Hermano Mayor”.
A pesar de
sus orígenes racistas, los miembros de la Garduña no deben ser considerados
exclusivamente fanáticos de la limpieza de sangre cristiana, movidos
simplemente por el odio y la xenofobia. Ante todo, la Garduña era una sociedad
de delincuentes. Ellos fueron quienes controlaron durante el Siglo de Oro las
conocidas “Cortes de los Milagros” que aglutinaban a mendigos, prostitutas y
rufianes de todo pelaje y que tan bien retratados quedaron en el marco de la
Novela Picaresca.
Para
concluir, el 25 de noviembre de 1822, Francisco Cortina, el último Hermano
Mayor de la Garduña, fue ejecutado públicamente en Sevilla junto a dieciséis de
sus principales colaboradores. Oficialmente, éste es el fin de la historia. Sin
embargo, se sospecha que aquello no fue ni mucho menos el epílogo de la
siniestra sombra de la Santa Garduña, algo completamente lógico si tenemos en
cuenta la honda raigambre de esta sociedad secreta. Se tienen noticias de ramas
suramericanas que actuaron y se extendieron por el Nuevo Mundo durante los dos
primeros tercios del siglo XIX. Por otro lado, debemos considerar que
sociedades delictivas tan exitosas como la Camorra napolitana o la Mafia
siciliana, nacidas ambas en territorios antaño dominados por la Corona de
Aragón, le deben mucho de su organización a su precursora española, que exportó
sus métodos a aquellas tierras en la época que Nápoles se encontraba bajo la
soberanía de España.
Por JESÚS
CAMPOS MÁRQUEZ
Estudiante
de Historia en la Universidad de Sevilla
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