EL ATAQUE DE LAS AMEBAS COLORADAS
Se va desmoronando cosa por cosa, pedazo a pedazo,
la intelectualidad del espíritu humano reducido a simples ratas de laboratorio,
cobayas humanas en predisposición de la obligación de elegir. Manipulables, si
al menos eligieran bien, pero ni eso sobresale. Es demasiado triste y cansado
el pensar en tales amebas rojas, cuerpos unicelulares, mutables, esa es la
clave: mutables. Esto es la guerra sin armas y ellos son los primeros en línea
de fuego, defendiendo ideas banales y efímeras de coordinación, son el
hazmerreír de la comunidad pensante. Piensa en ideas de revolución, de lucha,
buscando patrones de comportamiento a los que atacar mediante insultos, quema
de propiedades o violencia desmedida, y la sangre llama a la sangre, por tanto
corren el riesgo de estrellarse de narices con la realidad.
Con esta clase de especímenes estamos perdidos antes
de empezar, una especie humana alejada de la racionalidad crítica, de la
conversación diplomática donde impere lo sensato, todo esto es desconocido para
ellos. Manipulables, cierto es que para saber cómo es una sociedad solo tienes
que observar a sus presos y delincuentes, no todos somos culpables de ello,
pero si queréis os señalo algunos culpables tan rápido como el insulto salido
de la boca de tales amebas. El
problema es social estúpidos, el problema no son esos criminales enchaquetados
a los que arrojáis falta de atención debido a la comuna que muchos tenéis
apadrinada como bandera. El problema es la
sociedad que permite eso. Los descerebrados que dan su voz por ellos, los
desgraciados que manipulan su pensamiento en función de los vientos cambiantes
en los colores, ya sean rojo o azul, ¿si los hay insulsos como esperar algo
mejor a ello? El reflejo de la sociedad se denota en sus criminales. Con ello
está todo dicho. Si la hipocresía, la farsa, el desconocimiento son los
imperantes pues de ahí no puede salir nada bueno, salvo las críticas póstumas a
la falta de comprensión. La radicalidad es lo que se manifiesta en las casas de
hoy en día, donde un tío con una coleta puede hablar de la libertad del terror
y muchos tranquilos, increíble. Pero eso es la radicalidad, la no lógica y
bazofia humana, consecuencia del ser humano mutable y maleable, y por desgracia
es lo que abunda hoy en día. Así es imposible avanzar, una sociedad que premia
a los borregos que siguen al hombre no puede ser llamada sociedad, y esos borregos
no merecen ser llamados ni animales porque sería un insulto para tales seres
vivos. Son amebas coloradas, que faltos del cuidado necesario se dejan ver por
los rincones más oscuros de la ideología humana, y eso deja cicatríz.
En realidad somos afortunados, los normales digo,
porque muchos se piensan que el campo de batalla es el césped bañado por el
calor del sol sevillano, o que las armas son el fuego, la violencia o las malas
artes a la hora de exponer y defender sus ideas. De vergüenza ajena, menos mal
que son solo imitaciones de la rebelión, que no han tenido que vivir nada
parecido a lo que presuntamente defienden sino las iban a pasar canutas, y en
esos momentos los colores e ideas son lo de menos. Si los fantasmas del pasado
vieran esto se “morirían” de la risa. Imitadores de la rebelión, que risa la
verdad.
Por JESÚS CAMPOS MÁRQUEZ
Estudiante de Historia en la Universidad de Sevilla
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